martes, 14 de diciembre de 2010

Herramientas para programas de teleenseñanza y trabajo colaborativo en red

 Podemos considerar el Trabajo Colaborativo como una metodología de enseñanza basada sobre la creencia que el aprendizaje se incrementa cuando los estudiantes en conjunto desarrollan destrezas cooperativas para aprender y solucionar los problemas y las acciones educativas en las cuales se ven inmersos. Lo importante no es sólo la interacción entre los participantes sino la naturaleza y el proceso de la actividad, teniendo siempre en cuenta que el individuo sólo adquiere sus objetivos si el resto de los miembros del grupo también lo hacen.

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) pueden utilizarse para apoyar el proceso de aprendizaje de formas variadas. Una de ellas supone la utilización de los ordenadores y de las redes como herramienta de comunicación entre personas que colaboran para lograr un objetivo común, no requiriéndose para ello la presencia física y proporcionando un foro para la comunicación continua sin las limitaciones de tiempo no de espacio. Este es el caso de los procesos de enseñanza – aprendizaje que utilizan sistemas de comunicación apoyados en las redes, y que constituyen lo que entendemos por trabajo colaborativo en red.

Para alcanzar una verdadera situación de aprendizaje colaborativo en situaciones de telenseñanza que supere el simple reparto sumativo de trabajos individuales para su posterior incorporación al grupo, deben adoptarse una serie de condiciones y precauciones por parte del profesor como son:

-          la estructuración y planificación de la estrategia de formación,
-          la búsqueda de diseños específicos en los materiales utilizados,
-          la especificación de los roles a desempeñar por el profesorado y los estudiantes y
-          la determinación de nuevos criterios y estrategias de evaluación.

No podemos pensar en una única manera de desarrollar el trabajo colaborativo en situaciones de telenseñanza, sino como ocurre en las presenciales en la posibilidad de aplicar diversas de ellas. En este sentido, y de acuerdo con Paulsen (1995), podemos distinguir las siguientes:

-       Construcción de un equipo, grupo nominal: se aportan diferentes ideas de forma anónima por todos los participantes y se elige la más significativa por votación secreta.
-         Foro: discusión abierta dirigida, dirigida por una o más personas.
-         Juegos de Rol.
-         Debate formal.
-         Grupos de discusión.
-         Grupos puzzles…

La utilización de una técnica concreta dependerá de los objetivos perseguidos, la naturaleza del tema con el cual se está trabajando, las características de los estudiantes, el estilo docente del profesor y de las herramientas de comunicación telemáticas que disponemos.

Su puesta en marcha exigirá la reflexión por parte del profesor respecto a una serie de decisiones a adoptar para su puesta en funcionamiento, respecto al tamaño del grupo, composición de los mismos, reglas que dirigirán la actividad, organización de los espacios y recursos, estrategia de evaluación que seguirá, y los diferentes roles que podrán ser desempeñados por los estudiantes.

Su utilización y concreción va a venir también matizada por el tipo de software que utilicemos y el tipo de entorno de comunicación que creemos. En este sentido podemos hablar de un tipo específico de software conocido con el nombre de “groupware”, que es aquel que posibilita que se produzcan las comunicaciones interactivas, mediante la captura, el almacenamiento del material desarrollado en una sesión de trabajo colaborativo, y su formación progresiva en función de las diferentes aportaciones de los usuarios.

 El desarrollo de experiencias de formación y aprendizajes basadas en las redes  han proliferado mucho en los últimos años, al mismo tiempo que también se han desarrollado diferentes tipos de herramientas específicas tanto para la distribución de cursos por Internet como de soporte para llevar a cabo experiencias de trabajo colaborativo.

Las herramientas utilizadas para llevar a cabo experiencias de aprendizaje cooperativo, como el BSCW, proporcionan datos cuantitativos que permiten hacer un seguimiento y gestión de la participación de un grupo de trabajo.

El BSCW ha sido diseñado y producido por el Instituto para la Aplicación de la Tecnología de la Información (FIT), es de libre difusión y tiene versión en español. Este y otros entornos deben integrar una serie de elementos que faciliten la interacción entre los alumnos y el desarrollo de la colaboración entre ellos. Así, el BSCW permite trabajar con:

-       Carpetas, (nos permiten organizar la información y los grupos).
-         Documentos, (de los que se pueden hacer distintas versiones).
-         Artículos, (foros de debate).
-         Recursos en red, (enlaces directos).
-         Reuniones (convocatorias de reuniones automatizadas).

También incorpora otras utilidades como agenda personal de direcciones, agenda de reuniones, maletín, papelera…

Desde una perspectiva didáctica resultan de gran interés dos aspectos de este entorno telemático:
·         El control de permisos de acceso que ofrece además una gran flexibilidad, pues el organizador del espacio no sólo "invita" a los usuarios sino que determina qué tipo de acciones pueden llevar a cabo de modo personalizado, es decir, se otorgan permisos a grupos y/o usuarios individualmente.
·         Además incorpora una meta-información sobre los distintos elementos anteriormente comentados a través de unos iconos denominados "eventos". Tales eventos nos informan de si algún elemento ha sido visto, tocado, modificado o movido por alguien. Si queremos más información podemos también saber quién y cuándo se ha ejecutado la acción, lo cual posibilita al profesor contar con datos concretos sobre el desarrollo de los procesos.

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