martes, 14 de diciembre de 2010

Anexo práctica 6: NUEVAS TECNOLOGÍAS Y MULTICULTURALIDAD

La desaparición del espacio en tanto que distancia física entre los interlocutores no lleva emparejada la desaparición  del espacio en tanto que entorno social que rodea a esos mismos interlocutores. Este entorno es el referente cultural desde el cual se comunica cada uno de los intervinientes den el proceso de comunicación y cada cual lo hace desde su realidad, desde su cultura, proyectando, por medio de sus códigos de significación, los elementos culturales que lo definen y lo hacen diferente.
El que hayamos destacado la interculturalidad como un aspecto de la sociedad del conocimiento no debe impedirnos ver la siguiente peculiaridad. Las nuevas tecnologías de la comunicación, en tanto que canales y medios, están lógicamente presentes, tal como decíamos, en los procesos de comunicación a los cuales favorecen. Pero esta presencia implica unos requerimientos sin los cuales la comunicación conlleva la necesidad de utilizar códigos, en definitiva, elementos significativos, tanto desde el punto de vista estrictamente funcional como semántico o estético, que vienen favorecidos por determinadas características expresivas de estas mismas tecnologías, lo que en sí mismo no comporta la renuncia a los propios valores culturales.

Si a ésta imposición tecnológica unimos el hecho socioeconómico del “control” de las redes desde determinados espacios sociopolíticos y económicos, inevitablemente se deriva una imposición cultural, que si bien puede no ser siempre consciente, ello no es óbice para que sea real. La tecnología comporta cultura, entendida como entorno de significado, y dado que es desde la cultura desde donde nos es posible comunicarnos, las redes dan lugar a la era del conocimiento comportan en sí mismas cultura. Este aspecto no debe entrar en contradicción con lo expuesto más arriba, ya que a las imposiciones tecnológicas, sociales y económicas hay que unir el hecho de que la sociedad del conocimiento favorece un intercambio cultural que enriquece a quienes crean esta misma sociedad.

Este planteamiento un tanto conflictivo en torno a la interculturalidad y la imposición cultural debería obligarnos a que en la sociedad del conocimiento ambas conviviesen, ya que ambas favorecen el logro de ese conocimiento, en un caso enriqueciéndolo y en otro haciéndolo posible. Pero creo que inevitablemente ello es más una posibilidad, un deseo, que una realidad. El poder económico y el control de los medios y canales de comunicación siempre ha significado un poder cultural y un poder científico, y en este sentido la sociedad del conocimiento no es en absoluto diferente; al contrario, esta situación de prepotencia se ve reforzada por la propia naturaleza de los medios en la que se sustenta. El dominio, la influencia, se hace mundial, entendiendo por mundial aquella parte de nuestro planeta adonde llegan las tecnologías ya que el resto, desde estas perspectivas, desgraciadamente ni se considera y queda como espacio para Nacional Geographic.

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